Gusto y olfato
Cambios en la percepción de los sabores y los olores
© Stroke Association 2019. Reproducido por la Fundació Ictus con el consentimiento de la Stroke Association. No se puede utilizar con finalidades comerciales sin permiso. Publicado [mayo, 2020]. Más información
Algunos supervivientes de ictus pueden tener crisis convulsivas. Estos problemas son habituales durante los primeros días después del ictus, pero las convulsiones también pueden pasar incluso años después de la enfermedad.
Algunas personas pueden tener diferentes episodios de convulsiones, que pueden ser diagnosticadas como epilepsia. Pero si tenéis una convulsión tras un ictus, no necesariamente significa que tengáis epilepsia. En general el riesgo de tener una convulsión se va reduciendo con el tiempo.
Las células del cerebro, las neuronas, se mandan señales eléctricas entre ellas. Estas señales pasan por todos los nervios de nuestro cuerpo. Una explosión anormal y repentina de la actividad eléctrica del cerebro puede hacer que las señales a los nervios se interrumpan, causando una convulsión. Una convulsión puede provocar cambios en la visión, gusto, olfato o pérdida de conciencia, entre otros.
Este corte de la señal eléctrica puede ser por los daños cerebrales causados por el ictus. Las personas que han sufrido un ictus hemorrágico (sangrado en el cerebro) tienen más números de sufrir una convulsión. Las convulsiones son más frecuentes en los ictus severos o en los ictus en el córtex cerebral o la capa exterior del cerebro, donde tienen lugar las funciones vitales como el movimiento, pensar, la visión o la emoción.
Las convulsiones pueden ir desde el temblor y las ausencias durante unos segundos, a perder la conciencia y que el cuerpo tenga sacudidas. Algunas personas tienen solo un tipo de convulsión y otras las tienen de diferente tipo.
Los tres tipos de convulsiones más comunes son:
Las convulsiones focales pueden ser motoras (signos físicos como mover las extremidades o caer) y no-motoras (afecta a los sentidos, la conciencia y las emociones).
Una convulsión generalizada implica todo el cerebro y afecta a todo el cuerpo. Pueden haber señales motoras, que provoquen pérdida de conciencia y espasmos musculares. Si no hay signos motores puede haber un periodo breve de ausencia, en el que la persona se queda estática y mira como si estuviera en otro mundo.
Si no es posible establecer dónde del cerebro ha comenzado la convulsión, el neurólogo puede describir su ataque como motor o no-motor. Las señales motoras (físicas) pueden incluir pérdida de conciencia y movimientos espasmódicos, y las señales no-motoras pueden afectar a las emociones y las sensaciones.
Las personas que tienen varios episodios de convulsiones pueden ser diagnosticadas con epilepsia. Las posibilidades de que esto ocurra dependen del tipo de ictus y de la afectación en el cerebro.
La epilepsia se muestra a través de repetidas convulsiones. Las personas pueden desarrollar epilepsia a cualquier edad, y más de la mitad de los casos no tienen ninguna causa aparente.
La epilepsia puede ser debida a una lesión cerebral o cualquier otra condición, como un ictus, una infección o un tumor cerebral. En general, el ictus es la causa del 10% de los nuevos diagnóstico de epilepsia en adultos.
Una persona puede tener una convulsión justo después de tener el ictus. En este caso, os atenderá el equipo médico. Si ya os habéis ido del hospital y tenéis una convulsión es importante que os pongáis en contacto con vuestro médico de cabecera. Él os derivará al especialista durante las próximas semanas.
El especialista normalmente es un neurólogo, un experto en cerebro y en el sistema nervioso. Mientras no tengáis visita con él es importante que evitéis actividades que os puedan poner en riesgo. Por ejemplo, no vayáis a nadar. También es mejor ducharse en vez de bañarse. Y, sobre todo, si habéis tenido una convulsión no conduzcais.
Quizás no recordéis la convulsión. Por eso si alguien ha sido testigo es conveniente que os acompañen a la visita con el neurólogo. Si no pudieran que escriban en un papel lo que han visto y si pueden grabarlo en vídeo con el móvil sería de gran utilidad para el neurólogo. Podéis hacer un diario de los episodios de convulsiones que habéis tenido indicando la fecha y la duración de la convulsión y una pequeña descripción, explicando si hay algún desencadenante como el estrés o el consumo de alcohol.
El especialista os hará preguntas sobre lo que pasó. Con esta información puede haceros un diagnóstico, pero normalmente necesita hacer otras pruebas. Los tests no demuestran si tenéis epilepsia, pero pueden dar información sobre la posible causa y el tipo de epilepsia.
Las pruebas son:
Existen tratamientos anti-epilépticos, que habitualmente pueden reducir los episodios de convulsiones y permitiros llevar una vida normal.
Todo el mundo es diferente, y algunas personas pueden tener efectos secundarios por la medicación, incluso en dosis bajas. Sin embargo, si esto os sucede podéis probar otros fármacos, que sean seguros y eficaces, siempre bajo la indicación de vuestro médico.
Se desaconseja la ingesta de alcohol tanto para las convulsiones como por la medicación. Hablad con vuestro médico.
Estas pautas pueden ayudar a socorrer cualquier persona que esté inconsciente y haciendo movimientos espasmódicos.
Cuando el ataque se haya terminado, gire la persona de lado para que pueda respirar más fácilmente. No le déis nada de beber o comer. Intentad mantener la calma y quedaos con la persona hasta que esté totalmente recuperada. Anotad la duración de la convulsión. Llamad al 112.