Comparte
Printer Friendly, PDF & Email

Fatiga

La fatiga es muy habitual después de sufrir un ictus. El cansancio os puede hacer sentir mal, e incluso puede llegar a poner en duda vuestra recuperación.

Además, los síntomas de fatiga no siempre son obvios para los demás y puede que no entiendan cómo os sentís. A continuación os explicamos qué es la fatiga y por qué es tan habitual tras un ictus. También os damos algunos consejos prácticos.

Fatiga post-ictus

Todos nos cansamos en algún momento del día. Los motivos son diversos, desde haber dormido mal a haber tenido un día ajetreado. Habitualmente, todos somos capaces de recuperarnos después de haber descansado. Pero la fatiga después de un ictus es diferente.

La fatiga post-ictus no siempre mejora después de haber descansado, porque el cansancio no está obligatoriamente relacionado con la actividad física. La fatiga después de un ictus no es un cansancio normal o típico.

Después de la enfermedad, podéis sentiros sin energía ni fuerza, notaros cansados ​​y débiles. En las primeras semanas o meses después del ictus vuestro cuerpo se está recuperando. Seguramente la rehabilitación os consume mucha energía y es normal que os sintáis agotados. También es posible que hayáis perdido fuerza y ​​forma física durante la hospitalización, aunque esto no quiere decir que necesariamente tengáis que sufrir de fatiga post-ictus.

Si tenéis fatiga post-ictus seguramente os notaréis más cansados ​​de lo habitual, con falta de energía y necesidad de descansar más tiempo. Esto os impide realizar las actividades de la vida diaria. O, si estáis hospitalizados, el cansancio se manifiesta en las sesiones de rehabilitación. Por eso notaréis dificultades para participar o necesidad de terminarlas antes de tiempo.

La fatiga también puede estar asociada con las células inflamatorias y las hormonas, como el cortisol, que están afectadas por el ictus. Otros factores que pueden influir en la sensación de cansancio pueden ser los problemas para dormir, como el insomnio, y otros problemas relacionados con la respiración durante el sueño, como la apnea.

Podríais estar tentados de no hacer caso de estas sensaciones y continuar con vuestra vida estoicamente, sin tenerlas en cuenta. Pero si ignoráis la fatiga post-ictus podéis estar escondiendo un problema, así como la posibilidad de recuperaros.

El cansancio es habitual

Tener una discapacidad física quiere decir que utilizáis la energía de forma diferente. Por ejemplo, caminar y realizar otras actividades os puede suponer un desgaste energético muy superior al de antes de sufrir el ictus, por eso os notáis mucho más cansados.

Hay mucha evidencia científica y estudios relacionados con la fatiga post-ictus, un problema constante y recurrente, aunque hayáis tenido el ictus hace mucho tiempo o os hayáis recuperado físicamente.

El 10% de las personas supervivientes de ictus aseguran que siguen estando cansadas hasta dos años después de haber tenido la enfermedad, mientras que un 30% dicen estarlo a menudo. Hay otros trabajos que indican que la fatiga es el problema más importante para la mitad de las personas que han tenido un ictus, hasta 12 meses después de haberlo padecido. Por tanto, el cansancio es una secuela muy común.

La fatiga post-ictus puede ser leve o más bien grave. La intensidad del cansancio parece que no tiene nada que ver con la gravedad del ictus que se haya tenido, pero sí es más habitual entre las personas que han tenido un ictus hemorrágico.

Algunos estudios demuestran que las mujeres, las personas de edad avanzada y la gente que ya sufría fatiga antes del ictus son los que tienen más probabilidad de sufrirla también después de la enfermedad. Pero hay otros trabajos que indican que incluso la gente que tenía una buena forma física antes del ictus pueden sufrir fatiga.

Muchos supervivientes describen la fatiga como el problema más difícil y más insoportable con el que deben convivir tras un ictus. La fatiga puede afectar vuestra calidad de vida y relaciones sociales. También puede afectar a vuestra destreza para ser independientes e impedir sesión volver a trabajar. Muchas veces, la familia y los amigos pueden no entender cómo de desesperante puede llegar a ser la fatiga.

Muchas personas que experimentan fatiga post-ictus presentan síntomas de depresión y ansiedad. Esto no quiere decir que todas las personas que tienen fatiga post-ictus estén deprimidas, pero sí la mayoría de personas que están deprimidas se sienten cansadas.

Si notáis que vuestro estado anímico es bajo o os sentís constantemente irritables o en tensión, no lo ignoréis. Vuestro médico de cabecera os puede prescribir medicación y derivaros a otros profesionales, para que os apoyen.

Tratamientos y terapias

No hay ningún tratamiento ni terapia concretas para tratar la fatiga post-ictus. Pero sí hay muchas cosas que se pueden hacer para intentar amortiguarla. El primer paso es tener un diagnóstico correcto y conocer cuáles son las principales causas de fatiga.

Vuestro médico de cabecera o el personal de enfermería pueden mirar si hay alguna condición que pueda contribuir a vuestro cansancio. Algunas de estas condiciones se pueden detectar en una analítica de sangre y pueden ser tratadas.

Revisar vuestra medicación también puede ser efectivo. Por ejemplo, algunos de los medicamentos que influyen en la sensación de cansancio son los betabloqueantes para la hipertensión, los medicamentos para la epilepsia, la medicación para el dolor y los antidepresivos.

Si vuestra fatiga se debe, aunque sea parcialmente, a efectos secundarios de la medicación, normalmente mejora con el tiempo o cuando se revisa. De todas formas, es importante no dejarla nunca de tomar, aunque os haga sentir cansados. Hay tratamientos que se deben dejar de forma gradual. Hablad siempre con vuestro médico de cabecera o neurólogo sobre vuestro tratamiento.

Convivir con la fatiga

A continuación os damos algunos consejos que puedan ayudaros a convivir mejor con la fatiga. Hay trucos que son útiles para combatir problemas emocionales -como la frustración, la pérdida de control y la angustia-, y problemas prácticos derivados de la reducción de la actividad y la vida social, el impacto en el trabajo y los problemas para conciliar el sueño.

Estar cansado después de un ictus es normal. Le puede pasar a cualquiera, recordad que no es vuestra culpa.

Vuestro cansancio puede pasar desapercibido para los demás, incluso pueden no entender cómo os sentís. Esto puede provocaros una gran frustración. Proponed a vuestros familiares y amigos la lectura de este artículo para ayudarles a entender qué os pasa. Así os comprenderán mejor y os podrán acompañar.

Daos todo el tiempo del mundo. Puede que meses después del ictus la fatiga aumente. Si os presionáis mucho podéis sentiros peor. Aceptar que hay tiempo para mejorar os ayudará a sentiros mejor.

Haced un diario visual o grabado de todo lo que hagáis cada día. Así iréis viendo la progresión que vayáis haciendo.

Si estáis mejor, no os presionéis para hacer muchas cosas. Cuando uno se siente bien es tentador hacer más cosas, pero recordad que al día siguiente podéis estar exhaustos.

  • Celebrad vuestro progreso. Mucha gente se siente frustrada por lo que no pueden hacer y se olvidan de pensar en todo lo que han vuelto a hacer.
  • Aprended a relajaros, permitiéndoos un descanso antes de comenzar una nueva actividad, o entre actividades. Pensad que hablar con los amigos, una comida o un viaje en coche pueden ser agotadores.
  • Escuchad vuestro cuerpo. Si estáis exhaustos durante el día, descansad. Podéis sentaros, tumbaros o dormir. No hay una norma sobre cuánto se debe descansar. De todos modos, si no dormís durante la noche intentad dormir o descansar durante el día.
  • No os pongáis retos de hacer lo que hacíais antes y no os exijáis hacerlo a la misma velocidad que antes. Puede ser útil rebajar las expectativas de lo que podéis hacer durante un tiempo, así podréis restablecer vuestros niveles de histamina y ganar fuerza gradualmente.
  • Tenéis que saber qué podéis hacer cada día. No intentéis hacer más. Por ejemplo, si podéis hacer cuatro horas de actividades al día, con descansos incluidos, sin sentiros muy cansados, este es vuestro nivel de actividad diaria. Si hacéis más de la cuenta, pronto os daréis cuenta que necesitáis descansar o tendréis que pasaros un día entero en la cama para recuperaros.
  • Id a casa al anochecer y establecer una rutina para iros a la cama.
  • Intentad hacer actividad física, ya que el ejercicio rutinario puede ayudaros a mejorar la fatiga. Comenzad lentamente, por ejemplo haciendo un paseo corto o unos minutos de bicicleta estática, e id aumentando lentamente sin pasaros.
  • Comed de forma equilibrada. Los carbohidratos, como el pan y la pasta, son una buena fuente de energía. Intentad comer, como mínimo, cinco piezas de fruta y/o verdura al día. Si no coméis de forma equilibrada consultad con vuestro médico de cabecera para que os derive a un nutricionista o bien consultad con el personal de enfermería.
  • Buscad ayuda. La fatiga os puede preocupar y molestaros. Vuestro equipo de ictus, el médico de cabecera o un terapeuta ocupacional puede ayudaros a poneros en contacto con diferentes grupos de apoyo, como las asociaciones de pacientes, los grupos de ayuda mutua (GAM), programas de relajación, ejercicio grupal o terapias alternativas. En la Fundación Ictus podemos facilitar datos sobre las asociaciones existentes en Cataluña y sus actividades.

Volver a trabajar

Muchas personas quieren volver a trabajar, si pueden. Aquí os damos algunas ideas sobre cómo volver al trabajo de la mejor manera.

  • Un terapeuta ocupacional puede asesorar a vuestra empresa si es necesario adaptar el equipo, o bien hay que cambiar el tipo de trabajo. Si no estáis asesorados por un terapeuta ocupacional, vuestro médico de cabecera os puede derivar a uno.
  • Daos tiempo para recuperaros antes de volver a trabajar. Ponerse presión solo lo hará más difícil.
  • Es importante que habléis con vuestros compañeros de trabajo y les expliquéis qué es la fatiga post-ictus antes de volver al trabajo. El cansancio es invisible y no lo podrán reconocer a menos que se los expliquéis. Llevad el informe del médico.
  • Al principio, mucha gente tienen que volver a trabajar solo media jornada. A veces solo pueden trabajar un par de horas, o un día sí y otro no. Normalmente aumentar gradualmente el trabajo puede ser más efectivo que no hacerlo de repente. Hablad con recursos humanos para ver cuál es la mejor forma de hacerlo.
  • No sobrepaséis vuestros límites la primera vez que vayáis a trabajar. Los primeros meses después de un ictus son para cuidarse a uno mismo y no para trabajar.